La identidad de una persona o de un pueblo
tiene un valor trascendental. Nos hace ser quienes somos en realidad.
Generalmente nos identificamos desde pequeños con los seres queridos que nos
rodean: la mamá y/o el papá (o los que cumplen esa función en nuestra vida),
los parientes cercanos (hermanas/os, tías/os primas/os, abuelas y abuelos, etc.),
las amigas y los amigos, alguna profesora o algún profesor, etc. Ellas/os son
como un espejo que nos va a ayudar a saber lo que somos (porque en esto de ser,
es muy importante lo que somos para los que nos quieren). Esa identidad se va
definiendo a lo largo de toda nuestra vida, no es algo definitivo ya que vamos
descubriendo quienes queremos ser (aunque a veces no sepamos bien o no sea tan
fácil lograrlo).
En el caso de los pueblos o naciones, la
identidad es más compleja, porque (entre otras cuestiones) las personas que nos
permitieron ser lo que hoy somos, ya no están, pero dejaron su legado. Una de
esas personas, es el Gral Don José de San Martín. Si hoy somos un pueblo que
disfruta de la libertad, es en gran parte gracias a lo que él hizo. Y decimos
pueblo, porque no estamos hablando solo de Argentina, sino de los “Pueblos
libres del Sur”.
Hagamos un poco de historia:
El 17 de agosto de 1850 el Gral. Don José
de San Martín fallecía en su casa de Boulogne-sur-Mer (Francia). Sus restos
fueron repatriados en 1880 y descansan en un mausoleo construido para tal fin,
en la Capilla Nuestra Señora de la Paz.
El Gral. Don José de San Martín es
considerado el máximo prócer no sólo de Argentina, sino también de Chile y
Perú. Llamado también el “Libertador de América” por su contribución a la
autodeterminación de una gran parte de la América española. En Argentina se lo
reconoce como el “Padre de la Patria” y el “Libertador”, y se lo valora como el
principal héroe y prócer del Panteón Nacional. En Perú se lo considera el “Fundador
de la República” y el “Generalísimo de las Armas”. En Chile se lo destacó con
el grado de “Capitán General”.
El Gral. Don José de San Martín representa
al compromiso y la valentía, la libertad y la independencia alcanzada en
diferentes regiones de Latinoamérica, dominadas en ese entonces por España. Pero más allá de su
gesta libertadora, San Martín es una pieza fundamental en la construcción de
nuestra identidad nacional.
José Francisco de San Martín nació en el Virreinato del Rio de la Plata el 25 de febrero de 1778, en
Yapeyú (Corrientes), que hoy se llama San Martín en conmemoración a él. Vivió y
estudió en España, donde inició su educación militar en el regimiento de Murcia
(1789). A su regreso en 1812, en Argentina, creó el Regimiento de Granaderos a
Caballo (que al día de hoy lleva su nombre), con el cual logró el triunfo en el
Combate de San Lorenzo.
Con posterioridad, estuvo a cargo de
la jefatura del Ejército del Norte (en reemplazo del general Manuel Belgrano)
en dónde concibió su plan continental. Luego, al ser nombrado gobernador de
Cuyo, puso en marcha su proyecto.
Cruzó la cordillera y lideró la liberación
de Chile, en las batallas de Chacabuco y Maipú, tras haber organizado al
Ejército de los Andes.
En 1821 declaró la independencia del
Perú, atacando al centro del poder español en Sudamérica en la ciudad de Lima.
En 1822 le cedió su ejército y la
meta de finalizar la liberación del Perú a Simón Bolívar, culminando así su
carrera de las armas. Luego de su reunión con Bolívar, para tratar
conjuntamente el futuro de Sudamérica, y ante las diferencias ideológicas,
decidió retirarse de este proyecto y de la vida pública.
En 1824 viajó a Europa y decidió
volver a Buenos Aires en 1829, pero no llegó a desembarcar. Conociendo como
estaba la situación de las luchas internas en su continente, decidió volver a
Francia y afincarse allí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.